Colillas: el enemigo invisible del océano

¿POR QUÉ LAS COLILLAS SON UN PROBLEMA?

Las colillas son el residuo más común en playas y espacios urbanos. A simple vista parecen pequeñas e inofensivas, pero concentran químicos, microplásticos y metales pesados capaces de afectar a organismos marinos, aves y, por extensión, a toda la cadena trófica. Su tamaño reducido facilita que pasen desapercibidas en la arena o entre rocas, y que terminen en el mar a través del viento, la lluvia o los desagües. Por eso se les llama “enemigo invisible”: están en todas partes, casi no se ven y su impacto es desproporcionado.

QUÉ HAY DENTRO DE UNA COLILLA

El filtro de un cigarro no es algodón: es acetato de celulosa, un plástico que se fragmenta en microfibras. A ello se suman restos de nicotina y sustancias adheridas durante la combustión. En contacto con el agua, este cóctel puede liberar compuestos que alteran el comportamiento, crecimiento o supervivencia de peces e invertebrados. El daño no es solo tóxico: las colillas también se confunden con alimento, provocando obstrucciones, desnutrición y muerte en fauna marina y costera.

LA RUTA DE UNA COLILLA HASTA EL MAR

Una colilla tirada en la calle rara vez se queda donde cae. La arrastra el viento, la recoge el agua de lluvia y viaja por alcantarillas y barrancos hasta desembocar en playas y zonas intermareales. En ese trayecto se va fragmentando y liberando fibras plásticas, de modo que incluso cuando no la vemos entera, sus microfragmentos siguen presentes. Por eso la prevención en origen —no tirarla nunca— es más efectiva que cualquier limpieza a posteriori.

IMPACTOS EN PLAYAS Y ECOSISTEMAS

En la arena, las colillas alteran la calidad del sustrato y su microfauna (crustáceos, moluscos, insectos), clave para aves limícolas y peces que se alimentan en la orilla. En el agua, contribuyen a la carga de microplásticos y a la liberación de sustancias que afectan a larvas y juveniles, etapas críticas para la salud de las poblaciones. A nivel social, degradan la experiencia de playa, aumentan costes de limpieza municipal y normalizan un hábito que parece “menor” pero no lo es.

POR QUÉ SON TAN DIFÍCILES DE GESTIONAR

Su tamaño y dispersión complican la recogida mecánica sin dañar la arena ni su biodiversidad. Además, muchas limpiezas se enfocan en objetos grandes y visibles, mientras que las colillas requieren cribados finos o recogida manual. La solución pasa por un enfoque combinado: prevención, educación, infraestructura (ceniceros) y políticas de responsabilidad ampliada del productor.

QUÉ PUEDE HACER UNA PERSONA (Y UN SURFER) HOY MISMO

  • Llevar un cenicero portátil (aunque no fumes, te sirve para retirar colillas encontradas).
  • Practicar el “3×3”: recoger al menos tres colillas al llegar y tres al irte.
  • Evitar fumar en la arena y, si se hace, disponer SIEMPRE del residuo en un contenedor adecuado.
  • Unirse a limpiezas relámpago de cinco minutos antes o después de surfear.
  • Compartir buenas prácticas en el pico y con amistades: el ejemplo arrastra más que el reproche.

QUÉ PUEDEN HACER NEGOCIOS Y MUNICIPIOS

  • Instalar ceniceros en puntos estratégicos (accesos, chiringuitos, aparcamientos) y mantenerlos.
  • Implementar campañas visuales simples y constantes: señalética clara, recordatorios en cartas y tiques.
  • Ofrecer ceniceros reutilizables o biodegradables con consumiciones o alquiler de hamacas.
  • Medir y publicar datos: cuántas colillas se recogen por semana, qué zonas son puntos calientes.
  • Aplicar esquemas de responsabilidad ampliada del productor para financiar limpieza y sensibilización.

LA DIMENSIÓN EDUCATIVA: DEL GESTO A LA CULTURA

La mayoría de personas que tiran una colilla no buscan dañar el mar: minimizan su impacto. El cambio real ocurre cuando visibilizamos el problema y proponemos soluciones fáciles: ceniceros portátiles, retos de recogida, señalética con mensajes positivos (“deja tu huella, no tu colilla”), programas en escuelas y surf clubs que integren la gestión del residuo en sus rutinas. La educación convierte el cuidado del océano en un reflejo cotidiano, no en un esfuerzo excepcional.

COLILLAS, MICROPLÁSTICOS Y SALUD

Las colillas son un vector de microplásticos. Esas fibras pueden acumularse en organismos y trasladarse por la cadena alimentaria. Aunque los efectos aún se investigan, existe consenso en reducir su presencia por precaución. Menos colillas en el entorno significan menos microfragmentos y menos exposición potencial para fauna y personas.

LA RESPUESTA DESDE SURFING WITH ME

En cada destino activamos limpiezas exprés, instalamos puntos de recogida y medimos el impacto (colillas retiradas, voluntarios, comercios aliados). Además, transformamos el residuo en símbolo: nuestra Moving Board, hecha con colillas recicladas, recorre olas y comunidades para demostrar que lo que contamina también puede inspirar cambio. Conectamos a surfistas, escuelas, familias y negocios para que cada playa se convierta en un espacio más limpio y consciente.

CHECKLIST RÁPIDO

  • Cenicero portátil en tu kit de playa.
  • Regla personal: “no dejo colillas, recojo colillas”.
  • Si ves a alguien dudando, ofrece un cenicero sin juzgar.
  • Sube tus micro-limpiezas a redes: normaliza el buen hábito.
  • Apoya locales que promuevan playas sin colillas.

UN MENSAJE FINAL

Las colillas son pequeñas, pero su solución también lo es: un gesto consciente. Si cada visita a la costa se convierte en una oportunidad para prevenir y recoger, el enemigo invisible deja de serlo. El mar nos da olas; devolvámosle costa limpia. Cuando te mueves tú, se mueve el planeta. Y cuando desaparecen las colillas, aparece un océano más vivo.

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